jueves, 3 de diciembre de 2009

DÍA DEL MÉDICO



Hoy, tres de diciembre, se conmemora en la República Argentina, el Día del Médico. A mis amigos, les dejo un cuento como homenaje a todos mis colegas.





CIRUJANO DE GUARDIA

Aturdido, se sienta en la cama. Toma conciencia de donde se encuentra; refriega sus ojos mientras mueve la cabeza. La puerta suena con urgencia. Se da cuenta de lo que ocurre y se calza los mocasines rápidamente.
Camina en dirección al baño. Mientras avanza termina de vestirse. Hunde la cabeza en el agua fría; sus ideas comienzan a ocupar el lugar correcto en su cerebro. Se echa encima el guardapolvo y sale al pasillo.
Avanza velozmente hacia la sala de Emergencias Médicas. Saluda a media voz a la enfermera, que intenta explicarle algo; antes de que la mujer abra la boca, él cruza la puerta. Cuando llega, se topa con una de las médicas de guardia y dos enfermeros que luchan contra un río de sangre que brota del tórax del paciente. Un ambiente de irrealidad domina la escena.
- ¿Qué tenemos? - Pregunta con voz firme.
- Un herido de arma blanca - contesta la doctora. Luego continúa con voz monocorde como si estuviera recitando una lección - Paciente de 22 años, sexo masculino, herido en una reyerta. Entró hace aproximadamente diez minutos. Por las características de la hemorragia sospecho que ha interesado pulmón izquierdo. Se le realizó una placa; parece que tiene una colección de sangre en el tórax.
Le extiende la radiografía que el mira a contraluz.
- Un hemotórax - piensa para sí - Seguro que habrá que intervenir rápido.
La Doctora sigue recitando. "Está intubado, ya le hemos pasado 500 de sangre y le estamos dando expansores plasmáticos..." Pero él ya no la escucha. Acaba de tomar una decisión.
Se dirige sin dudar al teléfono. Una voz femenina le contesta desde el otro lado de la línea.
- ¡Quirófano Central!
Ordena con voz segura y se dirige nuevamente al consultorio.
- ¡Doctora!... En diez minutos estará todo listo. Ya llamaron al anestesista; disponga lo necesario para que el enfermo llegue en las mejores condiciones a la cirugía.
Recorre el largo pasillo de paredes azulejadas de blanco con paso elástico, pero a medida que se acerca a la esquina que dobla en dirección a las salas de operaciones su marcha se hace vacilante. Él sabe por qué... Ese hombre... Siempre aparece cuando las cirugías son complicadas. Su presencia es una muerte en el quirófano. El primer encuentro fue una pesadilla. Le contó a alguno de sus amigos, pero todos, sin excepción, se rieron de él. Es el único que ve esa presencia. De nada le sirvió la asistencia psicológica. Estuvo a punto de dejar la medicina. A su pesar. De cualquier forma, el desagradable sujeto es una constante en su vida... Su sonrisa irónica y maligna, condena a muerte al paciente. Durante un tiempo se negó a operar cada vez que lo encontraba, pero los pacientes morían igual porque se tardaba en intervenirlos. Desde entonces resolvió no hablar más del tema con nadie. Afortunadamente no siempre aparece.
Cuando llega a la esquina y está a punto de lanzar un suspiro de alivio, aparece el maldito. Lo mira fijo pero esta vez él sostiene la mirada... El tipo sonríe...
Una vez más el cirujano ha perdido la batalla.
Bamboleante, se desliza en esa realidad repugnante. Cuando llega a la puerta del quirófano, una mujer de mediana edad y rostro agradable se acerca a él y lo abraza convulsa.
-¡Doctor! ¡Por favor! ¡Me dijeron que usted va a operar a mi hijo! ¡Por Dios! ¡Sálvelo! ¡Es lo único que tengo!
Entra al quirófano aún más confundido y preocupado. ¿Cómo se enteró la mujer de que él era el cirujano? ¿Cómo llegó tan rápido desde la guardia? "¡Pobrecita!" Piensa para sí. Ese hijo de puta no le va a ganar esta vez. Esa mujer desesperada no merece que él se deje vencer. Siente la mirada en su nuca, pero no se da vuelta "¡Esta vez no!" Se dice. "¡Esta vez no!"
Se saca la bata con gesto cansado pero satisfecho de sí mismo. ¡Está tan contento! Los signos vitales del paciente, le dicen que ha triunfado. Fuma un cigarrillo. Se duerme sentado en una silla. El ruido de una caja de instrumental lo despierta. Una enfermera le sonríe: -¿Dormí mucho rato? Ella le dice que alrededor de una hora. Se levanta; camina por el pasillo clareado por la luz de la mañana. Encuentra a su paciente respirando de manera rítmica. El pulso es bueno. Con extrañeza nota que está solo. Seguramente la madre se fue a dormir un poco más aliviada.
El muchacho abre los ojos y quiere hablar pero no puede. Dibuja con los labios la palabra gracias. Se acerca al joven y le susurra: “El que tiene que agradecer soy yo; todo salió bien gracias a tu mamá”. Este cierra los ojos y sonríe.
Camina satisfecho rumbo al dormitorio de los médicos de guardia. Se dirige al baño. En el momento en que se lava las manos se observa al espejo. El cristal le devuelve una imagen oculta por el vaho. Ahí está de nuevo el tipo. Mientras el espejo se desempaña, comienza a descubrir su propio rostro... Se hace la luz en su cerebro... ¡Al fin a descubierto a su enemigo! ¡Era él mismo!... Su miedo, sus contradicciones. Lanza un grito de júbilo con la certeza de que nunca más volverá a pasar por lo mismo. A unos cuantos metros, el muchacho herido, se pregunta qué habrá querido decirle el médico con la frase "Todo salió bien gracias a tu mamá". Seguramente no sabe que su madre ha muerto hace cinco años.



Del libro "TÍO ELÍAS Y TROS CUENTOS" (2005)

jueves, 29 de octubre de 2009

ELOGIO DE LO INÚTIL





ELOGIO DE LO INÚTIL


¿De qué sirve
la escrupulosa precisión
del verbo
si no ayuda a descubrir
el valor de la belleza?

A veces vale más
aquello que parece inútil
La música que inunda
mis oídos,
el color hecho cuadro
grabado en mi retina,
el poema sin razón,
intrascendente
y sobre todo el ocio
que me permite a veces
encontrar la razón de la anarquía.

¿Y para qué sirve
este poema?
Tan solo es el elogio
de todo aquello que emociona
sin necesidad de pago alguno
a cambio de hacer vibrar el alma
tornándola latidos.

miércoles, 28 de octubre de 2009

CUENTO QUE GENERÓ UN POEMA PLAGIO

Va un cuento de María Fabiana Calderari que me dejó turuleco y que generó un "poema plagio". La culpa es de Roland Barthes, Julia Kristeva, Goytisolo y Silvia Barey que me metieron ese virus llamando "reescritura" y de una tal Adriana del Vitto, a quien expresamente y con premeditación y alevosía, hago responsable porque en el ya mítico taller literario "ABRAPALABRA" me enseñó lo que es un texto disparador. El poema capaz que no sea muy bueno, pero si no disfrutan al menos del primer texto serán sometidos a 451 grados Fahrenheit tal como estipula Ray Bradbury en su legendaria novela. ¡He dicho!



EN LA NOCHE
(Cuento de María Fabiana Calderari)





Cuando llegué, la ciudad se adormecía envuelta en sus luces sinuosas. - Los cambios nos dan inesperadas sensaciones hasta que la costumbre los devora - recordé las palabras del ilustre profesor, intentando no desvanecer ante la soledad y el desconcierto que provocan las urbes nuevas. La habitación de la posada no era lujosa. La brisa que penetraba moviendo antojadizamente las cortinas, se mostraba adecuada para descansar el resto del día. Con el primer bostezo tragué el sol radiante que colgaba de la ventana. En la noche, estaría la luna completa, esperando mis aullidos.




POEMA-PLAGIO


La ciudad duerme
entre las sinuosas luces de la noche.
El nocturno
no tiene cambios y ha sido devorado
por la costumbre;
la soledad, desvanecida,
provoca desconcierto
mientras la brisa, hecha palabra,
mueve las cortinas a su antojo.
Esta noche incompleta que espera
mis aullidos
será luz cuando el bostezo del sol
se cuelgue en mi ventana.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Un poema y diecisiete haikus de ASHPA SÚMAJ (2003)






                                                                            Fotografía: Flor del monte (Antonio Cruz)



El poema

XII

Al final de los tiempos

donde el silencio es canto y letanía

ya no sufro la espera desdichada

de la lóbrega muerte.



He descubierto en las palabras

la permanencia gloriosa de la vida.







LOS HAIKUS


II


Gota azulina

vacila contra el cielo.

Brilla el lucero



V

Cuelgan del cielo

mis lágrimas dolientes.

Trémula noche.



XVII

Flor de mi tierra.

Morena santiagueña

de ojos oscuros.



XVIII

Luna obcecada,

se resiste a la muerte.

También mis sueños



XIX

Sol que tortura.

Sed de tierra reseca

nuestros veranos.



XXII

Bajo la lluvia

la tarde cenicienta

es luminosa.



XXVI

Sones del viento.

En lo alto de la sierra

bebo las nubes.



XXVIII

Viajan silentes

cruzando el horizonte

mis sueños grises



XXX

Visten el aire

las voces de los grillos.

Canta la noche.



XXXI

Penas al viento,

la tierra resignada

de amargos surcos.



XXXVIII

Desesperada,

adherida a las piedras,

late la hiedra.



XXXIX

Decapitado

relámpago negruzco.

Noche sin luna.



XLII

Polvo y arena,

paraíso de soles,

monte y misterio.



XLVI

Dulce embeleso,

embrujo de los montes.

Gracia y ensueño.



LI

Jeroglífico

de terciopelo y astros

cielo nocturno.



LXII

Murmura el río

el cielo está callado

cae la noche.



LXIX

Murmullo suave,

la canción de los montes

viaja en el viento.



sábado, 5 de septiembre de 2009

DÍA DEL INMIGRANTE. EL VIAJE (Cuento) Año 2001

En el día del inmigrante un cuento sobre la inmigración árabe en Santiago del Estero.


Fotocomposición: Santiago y Siria (Antonio Cruz)


EL VIAJE
(Primer premio de Narrativa, Concurso literario “La Inmigración
Árabe en la Provincia de Santiago del Estero” organizado por
el Consulado de la República Árabe de Siria. Julio/2001)



El tren cortaba el paisaje santiagueño levantando una densa polvareda. Por las ventanillas, abiertas debido al calor, entraba tanto polvo que dificultaba la respiración. Don Abdala había subido en Suncho Corral un rato antes y no sentía ni el calor ni el polvo. Las incomodidades no contaban ahora.
Sentado en el duro asiento de madera terminó de secarse las lágrimas y mientras su mirada se perdía en la distancia se dejó atrapar por la nostalgia. La despedida había sido dolorosa. Una verdadera multitud formada por hijos, nietos y amigos habían colmado la estación. Después de cuarenta y cinco años de ausencia volvía a su “pago” natal.
Cuarenta y cinco años ya. ¡Toda una vida!
Su mente enumeraba cada momento de su existencia. Su infancia en Makfar al Hamman, aldea enclavada en el valle del río Eufrates ( Al Furât en la lengua del viejo país) donde había repartido su tiempo entre el cuidado de las ovejas de la familia y los inocentes juegos infantiles en sus riberas. Años más tarde, cuando transitaba la adolescencia, fue el viaje a la provincia de Hama en busca de nuevos horizontes. Un pedazo más de tiempo y la familia se instalaría en un suburbio de Damasco.
Y en Damasco, Nahiara, la de ojos oscuros y mirada profunda, misteriosa y seductora; envuelta siempre en su negro albornoz que seguramente escondía sus generosas grupas y sus perfectas piernas. Nahiara robándose cada uno de sus sueños.
Ese mundo se había transformado en un instante con la carta del tío Farid. Su vida dio un vuelco. Superando su propia tristeza y la de su familia había preparado febrilmente el viaje hacia América. Tras la dolorosa despedida impregnada de promesas viajó como pudo hasta Lataquia y en cuanto hubo conseguido el pasaporte turco logró embarcarse. Las semanas haciendo escala en cada uno de los puertos del Mediterráneo y la dura aventura de cruzar el océano habían templado su espíritu.
La llegada a Buenos Aires también estaría teñida de misterio. Menos mal que allí estaba su tío Farid para ayudarle con las dificultades del idioma extraño y con su encuentro con una nueva cultura. Después, el viaje a Suncho donde habrían de sorprenderlo las semejanzas con su suelo natal. En los primeros inmigrantes árabes de la zona encontraría una nueva familia que lo habría de recibir con los brazos abiertos. Poco a poco fue encontrando su lugar. De vez en cuando recibía alguna carta del “pago”, pero a medida que el tiempo transcurría, el apego a su nueva tierra era mayor.
Mucho tiempo después se enteraría de la muerte de sus padres y del casamiento de sus hermanos, pero para ese entonces, él ya era un criollo más.
Cuando se casó con la hija de unos “paisanos” y llegaron los hijos, terminó de adoptar éste suelo y Nahiara se había transformado en un lejano recuerdo. A pesar de todo, Don Abdala nunca había olvidado sus raíces. Y ahora, casi medio siglo más tarde, en el ocaso de su vida, iba en busca de ellas.
Sin su esposa ( muerta unos meses antes) sus hijos lo convencieron para que visitara su lejana tierra de nacimiento. El se merecía un viaje como éste.
El grito del Guarda anunciando la proximidad de Matará lo sacó de su estado de ensoñación. El tren se detuvo con su típico ruido de frenos. Incontables vendedores recorrían el andén y los pasajeros comenzaron a subir. Frente al “turquito” se sentó una pareja joven que lo saludó amablemente. Tuvo la certeza de que iban hacia Buenos Aires en busca de los mismos sueños que lo habían traído a éstas tierras El tren reinició su marcha.
Don Abdala trabó conversación con los jóvenes. Tendrían todo el camino para charlar y hacer menos largas las horas. Entre mates y tortilla al rescoldo, mientras el tren devoraba distancias, ellos le contaron sus ilusiones. Llegado su turno Don Abdala les habló de sus primeros tiempos en Suncho, cuando acompañaba a su tío Farid a Santiago a comprar mercadería, la que después vendían en los parajes rurales del departamento Figueroa. Viajaban durante largas horas en tren hasta Clodomira y desde allí nuevamente en tren hasta la capital provincial. Al principio usaban una carretilla y luego, cuando las cosas mejoraron, pudieron hacerse con una carreta lo que les facilitaba el trabajo y les ampliaba la clientela. Mas tarde, con su casamiento, abriría su primer “boliche” con la ayuda financiera de su tío y su suegro.
Lo que más impresionaba a los jóvenes, era la ansiedad y excitación con que Don Abdala hablaba del inminente viaje a su tierra natal. Describía minucioso cada ciudad y hablaba de Farbom, Damasco o Alepo como si el día anterior hubiera estado por allí. Pese a las noticias sobre la guerra en el Líbano, cuando aludía a su visita a Beirut para visitar a una de sus hermanas, sus ojos brillaban entusiasmados.
Pasaron Añatuya casi sin darse cuenta y la noche fue tragándose el día sin piedad. Cerca de la medianoche Don Abdala se quedó dormido.
Se despertó confundido. El implacable sol del desierto lo aturdía. ¿Qué ocurría? ¡El estaba en el tren en viaje a Buenos Aires para embarcarse a Siria! Comenzó a caminar bajo la bola de fuego. A lo lejos distinguió una mancha verde. ¡Eran Palmeras! Caminó más rápido para llegar al oasis, pero cuando estuvo cerca las palmeras se transformaron en un tupido monte de Itines, quebrachos y algarrobos. ¡Estaba soñando!
De pronto notó que el cielo se oscurecía rápidamente. Llegó la noche y se encontró deambulando por las ruinas de Palmira. Alarmado por un gran estruendo asomó cuidadoso su cabeza por encima de unas paredes derruidas y vio un gran campamento. Eran las tropas del Califa que había conquistado el mundo. Alrededor de las hogueras y mientras los cabritos se doraban, las odaliscas danzaban al son de cítaras y tamboriles acompañadas por un furioso batir de palmas. Pero... ¡No era la música que él recordaba de su infancia! ¡Eran chacareras!
Su confusión no tenía límites. Se encontró vagando por los tranquilos suburbios de Alepo y al instante siguiente corría por las riberas del lago de Homs. No alcanzó a darse cuenta y ya estaba metido en la febril actividad del puerto de Lataquia donde embarcaba la flota del Sultán. En pocos minutos caminaba con una caravana de camellos por las costas del Eufrates. ¡Pero no era el Eufrates! ¡Era el Salado! Y no era una caravana. Iba con su tío Farid en una carreta cargada de mercadería. ¿Y esa ciudad? ¿Era Damasco? Vagaba impresionado por los alminares de las Mezquitas y escuchó la voz aguda del Almuecín llamando a las oraciones para alabanza del Profeta. Y la letanía nostalgiosa del Muecín transformándose en una vidala. Un sordo rumor le llamó la atención. Eran los tanques del Ejército que partían hacia la guerra.
Una mujer caminaba hacia él. ¿Era Nahiara?. ¡Sí! ¡Era ella!
Nahiara extendiéndole la mano.
Se sentó sudoroso y vio que en el vagón todos dormían. Sentía un agudo dolor en el pecho y le faltaba el aire. Intentó despertar al joven que dormía enfrente de él y supo que ya no tenía fuerzas. En aquel instante supremo y postrero, Don Abdala tuvo la absoluta certeza de que su viaje por la vida terminaba de arribar al último destino.

miércoles, 26 de agosto de 2009

DOS POESÍAS




precordialgia

Ese agudo dolor que te acuchilla
desde lo más profundo de tu pecho.
La certeza cotidiana
de una vida casi ya sin esperanza.
No poder evadir la obscenidad del rito,
el estrés, la rutina,
la oficina
y las ansias de no salir nunca
de casa.
Pelearte contra el mundo,
intentar llegar al viernes
para soñar que algo descansas
y después, el lunes,
mientras consumes tu tiempo
entre papeles, algún café
y mucha incertidumbre
y por supuesto tu dosis de ansiolítico,
pensar en la parca,
en todo lo sucio que te envuelve
mientras te repites en silencio
“Este maldito dolor dentro del pecho”.

(Del libro Poesía Cotidiana – 2005)





Ventana a la luz (Antonio Cruz)


XII

Tinieblas y murmullos extraños,
superstición y locura.
Hay un mundo afuera
que no es nuestro,
continente de números binarios,
ordenadores y antenas parabólicas,
un programa malévolo y oscuro
caos sin fin
en clave apocalíptica.

Extranjero del paisaje
cibernético y absurdo,
invoco a las fuerzas del espíritu.
Centinela secreto de la vida
denuncio esa red de pesadilla,
soberbia y vanidad,
rencores y venganzas.

Desde la frivolidad absurda
retorno fascinado
recibiendo tu mantra
donándote mi prana

Trasciendo victorioso
miserias cotidianas.
Reconozco el cartel de bienvenida
colgado de tu alma
y descubro soberbio, alucinado,
que puedo ver de nuevo la esperanza.


(Del libro “Catarsis” – 1998)






sábado, 25 de julio de 2009

EL QUE A HIERRO MATA








EL QUE A HIERRO MATA (Mt 26, 52)
(Para Carlos Rojas)



  El hombre desnudo, tendido sobre la camilla y con sus pies y manos apresados, tiembla. Un temor sobrehumano lo apresa. Se siente desamparado y muy solo.
  Reconoce la escena pero él siempre la ha vivido desde el otro lado.
 Un tipo, ataviado con bata verde, se acerca y dice con extraña sonrisa “El que a hierro mata a hierro muere”; luego dirige su mirada al sujeto que se encuentra en la cabecera y ordena “Dale anestesia al doctor para que podamos iniciar la cirugía”.



FOR ALL THOSE WHO TAKE THE SWORD (Mt 26, 52)
(To Carlos Rojas)


The naked man, lying on the bed and with his feet and hands tied, trembles. A superhuman fear catches him. He feels helpless and very alone. He recognizes the scene but he had always lived it from the other side.
A guy wearing green gown, approaches and says with strange smile " for all those who take the sword will come to death by the sword"; then he looks to the subject who is at the head of the stretcher and orders him "Give anesthesia to the doctor so we can initiate the surgery ".



HERODES ANTIPAS






HERODES ANTIPAS (Mt 14,3)
(Para Claudio Rojo Cesca)

Yo, Herodes Antipas, he decidido que ese Juan, que se hace llamar el Bautista, debe morir. No soporto que tenga mejor discurso que yo, que sus mítines sean más concurridos que los míos y que tenga la osadía de criticarme por haber robado la mujer a mi hermano Filipo.


HEROD ANTIPAS (Mt 14,3)
(To Claudio Rojo Cesca)

Me, Herod Antipas, have decided that this Juan, who calls himself The Baptizer, must die. I can not tolerate that he has better speech than me, that his political meetings are more crowded than mine and that he has the audacity of criticizing me for having stolen the woman to my brother Filipo.



GÉNESIS









GÉNESIS (Gen 1, 26)

(Para Teresita)

Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que mande sobre los peces del mar y las aves del cielo, a las bestias, a las fieras salvajes y a los reptiles que se arrastran por el suelo.”
Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó.
Desde entonces, el hombre vagabundea por la tierra creyéndose Dios.




GENESIS (Gene 1, 26)

(To Teresita)

And God said, “Let’s make man in our image, like us: and let him have rule over the fish of the sea and over the birds of the air and over the cattle and over all the earth and over every living thing which goes flat on the earth". And God made man in his image, in the image of God he made him. Since then, the man wanders for the land believing himself as God.


Ilustración: Modificación de imagen recuperada de Internet. http://www.songbird.me/#artists/la-biblia-5020659a1b7bd0000200012e


MINOTAURO







MINOTAURO

Como quería descubrirse se metió en la maraña de su alma. Todavía vaga por los meandros de su mente sin poder salir del laberinto porque olvidó llevar un hilo que le marcara el camino de regreso.

Nicandro Quirón
(De anima et vita - Argumentum - 1348)


MINOTAUR

Since he wanted to reveal him self, he got into the maze of his soul. Still vague for the meanders of his mind without being able to go out of the labyrinth because he forgot to bring a thread to mark the way of return.

Nicandro Quirón
(Of soul et vita - Argumentum - 1348)



 

INFIERNO







INFIERNO

Siento náuseas y mi cuerpo flota en el vacío. Un olor repulsivo hiere mi pituitaria. Abro los ojos y la luz lastima mis pupilas. Intento recuperar el ritmo de mi respiración todavía agitada. Hay murmullos apagados.
¿Dónde estoy? Me siento vulnerable y a merced de todo. ¿Estaré en el infierno?
Siento pasos. Enfoco mis pupilas. Descubro un rostro mordaz y una sonrisa sardónica. El sujeto, vestido de verde, agita un frasco ante mis ojos.
En ese preciso instante se hace la luz en mi cerebro. El cirujano acaba de quedarse con mi apéndice.


Guillamo Fracasitodo
(Tratado de Medicina y cirugía - 1943)



HELL

I feel nauseated and my body floats in the emptiness. A disgusting smell hurts my pituitary. I open my eyes and the light hurts my eyes. I try to recover the rhythm of my breathing still agitated. There are muted murmurs.
Where am I? I feel vulnerable and at the mercy of anything. Am I in hell?
I feel steps. I focus my eyes. I discover a sardonic face and a sarcastic smile. The subject, green dressed, waves a glass before my eyes.
In that precise instant light becomes in my brain. The surgeon has just appropriated my appendix.


Guillamo Fracasitodo
(Treated about Medicine and surgery - 1943)




FINAL DE VIAJE








FINAL DE VIAJE

Se arrastra con gran esfuerzo por el estrecho túnel que está anegado por un líquido viscoso y tibio.
A pesar de ello avanza. Una extraña fuerza exterior lo empuja alternativamente hacia delante y atrás. Su corazón aletea desbocado y sus músculos, pequeños pero fuertes y flexibles, se esfuerzan al máximo.
Un largo instante y siente una explosión. Sus ojos son heridos por la luz.
Mientras un grito desgarrado escapa de su garganta y sus pulmones aspiran aire nuevo, una mujer grita: “Ha nacido un varón”


Excelso Plinio Galeno
(Ars médicus - Siglo II)


END OF TRIP

He crawls with great effort inside the strait tunnel flooded by a viscous and lukewarm liquid. despite that, he advances. A strange exterior force pushes him alternately fordwards and backwards. His heart flutters excited and his muscles, small but strong and flex, work to the maximum.
A long instant and he feels an explosion. His eyes are wounded by the light. While a rending cry escapes from his throat and his lungs inhale new air, a woman shouts: " a boy has born "


Excelso Plinio Galeno
(Ars médicus - 2nd century)



COMO ME CONSIDERO UN BUEN PSICÓLOGO DECIDÍ SOCORRERLO







COMO ME CONSIDERO UN BUEN PSICÓLOGO, DECIDÍ SOCORRERLO


En cuanto lo vi en el puente con la mirada perdida y el rostro confuso supe que necesitaba ayuda. Como me considero un buen psicólogo, decidí socorrerlo.
Me acerqué, le ofrecí un cigarrillo y nos quedamos conversando largas horas apoyados en la baranda.
Ya casi amanecía cuando apreté el gatillo. Aguanté el cuerpo con el hombro y disparé por segunda vez a su cabeza. Luego, con un empujón, lo tiré al río.
Me alejé con paso sereno y la satisfacción del deber cumplido. No hay nada que me ponga más contento que ayudar a los suicidas indecisos.


AS I CONSIDER MYSELF TO BE A GOOD PSYCHOLOGIST I DECIDED TO HELP HIM.

As soon as I saw him on the bridge with lost look and the confused face I knew that he neded help. As I consider myself a good psychologist I decided to help him. I approached, offered him a cigarette and we continued talking long hours lying on the railing.
Already almost it was dawning when I pressed the trigger. I held the body on my shoulder and fired for the second time to his head. Then, with a push I threw him to the river. I walked away with serene steps and with the satisfaction of the fulfilled duty. There is nothing that satisfies me more than helping the undecided suicides.

NOCHE DE BRUJAS






NOCHE DE BRUJAS

Cegado por el pánico, desenfundó el arma y disparó repetidas veces sobre el monstruo. Nadie le había dicho que esa noche era hallowen.


WITCHES NIGHT

Blinded by panic, he extracted the gun and fired repeatedly on the monster. Nobody had told him that night was Halloween.



miércoles, 13 de mayo de 2009

TIEMPOS INCIERTOS



TIEMPOS INCIERTOS

De vez en cuando
imagino,
allá a lo lejos,
un asomo de luz para
los hombres.

No sé si es solamente
una quimera

Al fin de cuentas,
el futuro es ese sueño
que me obliga
a vivir aferrado
a la esperanza.

ACEDÍA



ACEDÍA
A veces,
cuando se inicia el día
y la ciudad aúlla
su despertar enrevesado
presta a devorarse a los miles
de fantasmas que la habitan
(tan iguales a mí…
tan diferentes)
descarto la esperanza,
me embarga la tristeza,
me enojo con Dios
y me entrego a la acedía
como si Él fuera el responsable
de la perfidia toda
de los hombres.



Del poemario inédito "Poesía de entrecasa"

 

sábado, 14 de marzo de 2009

DESDE EL EXILIO HACIA HIROSHIMA

Amigos: Como para no olvidar, les recuerdo algunas poesías y las tapas de mi libro "Desde el exilio hacia Hiroshima" que fuera editado en el año 2006.









I


Penumbras
sobre mí.

En lo profundo yace,
desvestida,
mi nostalgia.

Del otro lado
de este océano oscuro
hay un puerto
donde late la vida.


II


La oscuridad
no está en lo confuso
que me envuelve
sino en la pérfida sospecha
de que no me recuerdas.



VIII

Lo infinito de mi sueño
cabe en un retazo
del nocturno.

Simplemente
un borroso perfil,
estampa fugitiva,
azul tatuaje
que se dibuja
en cada espacio de mi ser
y me traspasa



XI

Sobre la muda agonía
del crepúsculo
se despeña, silenciosa,
mi memoria.

El ocaso es gris
como la lluvia,
como mi sed,
como tu imagen,
como este terrible desamparo



V

La noche se deshace
vencida
por todos los silencios.

Apúrate,
atraviesa la oscuridad
y dame tu consuelo
a manos llenas.

Redímeme,
que el tiempo no perdona
y se ha hecho dueño
de todos los relojes.



XV

Mis ilusiones cuelgan
de alguna nube presurosa.

El ángel oscuro
ya no ríe.

Ahora habito
con el alma desnuda
y el corazón a la intemperie
la exacta madriguera
donde se pinta
el reverso de la vida.



viernes, 6 de marzo de 2009

DOS POESÍAS INÉDITAS




                                 Dibujo salón Medioteca Villa maría Fotografía: Mariana Lucatelli



SONETO DE VIDA

Quizás debí tomar antioxidantes,
consumir menos grasas y frituras,
comer más fibras, frutas y verduras
y al pucho renunciar; estar distante

del vino (ese brebaje amenazante
de la salud) tener mucha cordura
y evitar el estrés y la locura.
No fue así; pudo más el excitante

juego de transitar mis estaciones
disfrutando de sueños y emociones
ardoroso, tenaz y sin medida

y esta noche, aferrado a mis pasiones
rechazo mis nostalgias aburridas.
Sé que mi vida es vida bien vivida.


CUENTO POEMA DE MENOS 
DE DOSCIENTAS PALABRAS

En la noche profunda
huye con ansiosa turbación
del hombre que, sin piedad,
la busca.
Sabe que si el cazador la encuentra
quedará cautiva para siempre.

Escapa y se esconde en la luminosa
oscuridad nocturna.

Con desazón
el perseguidor abandona la búsqueda,
regresa a su sillón,
bebe vino,
fuma…
De pronto, sin apenas darse cuenta,
la descubre.

Ella se rinde.

El hombre, con el sabor del triunfo
en sus entrañas,
la encierra.

A medida que pasan
las horas y los días
ella comienza a disfrutar
su encierro.

Descubre que quienes la miran
la admiran;
su cautiverio es espléndido
y llega el día que descubre
que su prisión
le permitirá atravesar
los tiempos.

Cuando la palabra
cae prisionera de quien le da
el lugar exacto,
narrador o poeta,
es inmortal
y perdura en el corazón mismo
de los hombres.



domingo, 4 de enero de 2009

Anécdota sobre un grillo

EL MOLESTO GRILLO Y LA CULPA QUE PUEDE ACARREAR SU MUERTE.

Los fines de semana cumplo con el rito de cebarle mate a mi esposa mientras ella hace “fiaca” en la cama. Hace un tiempo atrás, un viernes, ella se acostó temprano y yo me quedé escribiendo hasta tarde. Como en Santiago había una invasión de grillos me pasé mucho rato sacando grillos por la ventana. Como habían logrado fastidiarme con su cantinela decidí acostarme pero al hacerlo había uno de los mencionados bichitos que seguía con su concierto nocturno y me impedía conciliar el sueño. Lo busqué afanosamente y al encontrarlo no podía atraparlo porque saltaba de un lado a otro, hasta que en un acto de total irracionalidad, cuando lo tuve a tiro le pegué un pisotón y lo maté. Furioso conmigo mismo y con los grillos prendí la computadora y escribí el siguiente soneto.

EL GRILLO
(A la memoria de Conrado Nalé Roxlo)


Bicho molesto el tan mentado grillo;
no sé por qué demonios don Conrado
Nalé Roxlo y juglares destacados
le obsequiaron al infame animalillo

sus eglógicos versos. No es sencillo
explicar las razones de mi enfado
pero este insecto terco y obstinado
aumenta mi desvelo. Gusanillo

que con cric cric tedioso y monocorde
no te deja dormir; son sus acordes
angustia en el desvelo. Yo les digo

que, cuando el sueño tarda y hasta el borde
de la neurosis llego, lo maldigo.
Es mi enemigo el grillo mis amigos.

Me costó dormirme y el sábado, encontré una carta llegada de Chaco. Una carta de esas que cada vez se ven menos, una carta de puño y letra y traída, como era antes, por el Correo Argentino. Era una carta de Don Aledo Luis Meloni; mientras la abría desperté a mi esposa para leérsela mientras tomábamos unos mates. Después de algunas consideraciones acerca de mi libro de poesías “Tránsito (Desde la oscuridad hacia la luz)” me mandaba la última poesía que había escrito para que le dijera si me gustaba. Yo leía la carta con una sonrisa de triunfador hasta que llegué al poema. En ese momento, según mi esposa, mi rostro se transfiguró de tal manera que ella se asustó y me preguntó si pasaba algo malo. Sin decir una palabra, le conté lo que había pasado la noche anterior y encendí la máquina para leer mi soneto. Ella me dijo que no entendía nada. Me preguntaba una y otra vez que ocurría y cual era la relación entre la carta y el soneto que yo le había leído. A continuación le leí el poema de Meloni que ahora transcribo.

Culpa

Me persigue la culpa de haber matado un grillo
y de haber acallado una voz tan humilde y tan nuestra;
de haber asesinado el derecho a la vida,
de una vida, lo sé, más útil que la mía.
Esta muerte me duele por injusta y por vana;
por matar porque sí, porque era un simple grillo;
y seguirá doliéndome como un cilicio en carne viva
mientras no nos igualen mi ceniza y la suya

Recién entonces ella comprendió mi reacción. Quizás a otros pueda parecerles algo superficial esta anécdota pero a mí me hizo reflexionar bastante y me llama poderosamente la atención la concatenación de los acontecimientos. ¿Habrá sido casualidad? En realidad, a riesgo de parecer místico, diría que más que casualidad hubo alguna extraña y misteriosa causalidad. Por si las moscas, he vuelto a la vieja costumbre y ya no los mato. Cuando un grillo canta y no me deja dormir, lo busco hasta encontrarlo y lo saco por la ventana para que se vaya con su música a otra parte.