miércoles, 3 de diciembre de 2014

DÍA DEL MÉDICO



POEMA CONJETURAL DE RAMÓN CARRILLO
Para Ramón Carrillo y Jorge Luis Borges, in memoriam

Zumban los mosquitos en el ocaso;
en Belem do Pará no hay viento… solo lluvia
que acompaña mis recuerdos;
los insectos, dispersos por el aire
tienen su victoria.
La enfermedad se impone; la muerte vence.

Yo que he visto  a lo largo de una vida
las oscuras gotas de tristeza de las madres
y que me he enfrentado con la parca
apenas con unas cuantas herramientas;
yo, que vencí al paludismo y construí hospitales
con el corazón acribillado de tanta desesperanza,
enfermedad y dolor, angustia y muerte,
me atrevo a levantar mi  voz picante y subversiva
y decir que muchas veces me he puesto la ropa de combate
(que es tan igual y diferente a la que uno usa en el quirófano)
para salir por los confines de mi tierra
y llevar un poco de esperanza.
Yo, que creía ser otro, ese otro que algunos ángeles
y muchos demonios llevan en su aliento
pero que no pueden reprocharme
que no haya cumplido con mi juramento,
al fin y al cabo descubro la recóndita cifra
que guarda la suerte de Ramón Carrillo;
en este crepúsculo amarillo
llego a la eternidad insospechada
porque cuando una vida termina
un círculo se cierra.
¡Que importa si muero oscuramente
en un lugar que habita el fin del mundo!
Yo sé que mucha, mucha gente,
recordará mi nombre y lustrará mi estirpe
y que yo sentiré que nada ha sido en vano.

Siento el aliento de la muerte
que me busca,
la oscuridad que llega
y ese dolor que me destroza el pecho
sin que la historia pueda detenerlo.