martes, 8 de marzo de 2011

POEMA XXV (Canto a mi pueblo)






                                                                                   (Para Abuba)


Madre,

no escribo poemas

por encargo,

te dije.



Ahora,

que ha llegado el instante

de cantarle al paisaje

que abandoné en mi travesía

por la vida,

debo decirte que añoro

todas aquellas cosas

tuyas.



Tus clases en la escuela

de La Esquina,

aquella que tan solo

era un rancho de barro.

El guardapolvo blanco

siempre bien planchado,

el olor del pan de los domingos,

las monedas,

clandestino tesoro quitado

a la pobreza,

o tus manos amorosas

arropando mis inviernos



Ahora, tan solo ahora,

me doy cuenta

que las madres hacen todo

con el alma en la mano

y el corazón erguido

y nada de ello lo hacen

por encargo.

CARTA PARA TERE






                                                                         (Para Teresita)


A veces, cuando el insomnio

me consume

pienso en los gritos silenciosos

que te habitan

y en tus heridas que no cierran.



Madurar en este mundo es doloroso.

No es fácil salir del laberinto

cuando uno viaja solo.



Pero hay tiempo todavía.

Guarda sueños en tu bolsa de viaje,

sobrevive a base de ilusiones,

despójate de todas tus nostalgias,

no dejes que lo oscuro te consuma;

es mejor que tu espíritu se inflame

de ese relámpago que todo

lo ilumina.



Un ángel se llenará de gozo

por la buena nueva.

CARTA PARA VERUSHKA






                                                                              (Para Verónica)


Los años han pasado muy de prisa

pero aún recuerdo el día que llegaste.

Eran tiempos difíciles

pero no estos días iracundos,

irremediable signo de los hombres.



Nuestra vida ya no es sencilla como antes.

Hay escasez de abrazos y de libros,

de tiempo y de palabras,

el pan y la sal de la amistad ya son recuerdo

y el progreso

es una ideología sin espíritu.



Por estos días, los miedos todos

se han hecho dueños del alma

de los hombres

y siento bronca por no haberte ofrecido

la belleza inocente de las cosas sencillas.



Haz un pacto conmigo:

No pierdas el asombro,

no dejes que lejanos naufragios

te derroten;

recuerda, la esperanza

es un bien inagotable.

Todavía puedes

encontrar los motivos

para olvidar tus noches más sombrías

porque ha llegado el día

de hacer resucitar el alma.