Cuando el día agoniza,
después de la rutina
cotidiana
volver al amparo del nocturno
y buscar poesía
en su misterio.
Mi patria es la noche,
mi orgullo, la palabra
que destierra al silencio.
Esa palabra que apenas
es tristeza desangrada.
Antonio:
ResponderEliminarHace bastante tiempo atrás, leí por allí que hay gente que desarrolla todo su potencial en las horas de la vigilia. Tal parece ser el caso de ambos.
Tu poesía refleja esas horas como de recogimiento, observación, reflexión y creación. Por el contrario, mi prosa no hace referencia al momento de su nacimiento, pese a que es la noche quien la ve tomar cuerpo.
Las noches estivales del norte argentino guardan la magia. Allí pude ver nuevamente las estrellas no hace mucho; fue en un pequeño pueblo (cercano a tu provincia), cuando un corte de energía dejó toda la comarca sin luz eléctrica y el horizonte se tornó oscuro. Pude ver esa inmensidad llena de estrellas, recordé mi niñez cuando ese espectáculo era común en la ciudad apenas iluminada.
Si consideramos que el cielo es la mitad del espectáculo disponible a nuestra vista, es fácil darse cuenta de lo mucho que se encierra en él.
Ante el espectáculo de una noche estrellada es fácil sentirse minúsculo.
Un saludo muy cordial.
Gracias por tus comentarios Arturo. Siempre generosos y oportunos. Un abrazo.
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