Cierta vez, las musas Eratos, Calíope y Talía decidieron usar un mortal para dirimir cuál de ellas era capaz de provocar un estado tal de éxtasis que lo llevara a escribir un poema insuperable.
Bajaron a la tierra una noche de primavera, eligieron a un poeta desconocido y cada una le dedicó un largo instante para tratar de inspirarlo de la manera más profunda pero no pudieron lograrlo porque el pobre estaba borracho de alegría.
Esa tarde, había descubierto el amor y al llegar a su morada ya había escrito el poema más bello del mundo.
*Imagen recuperada desde la página http://literlabia.wordpress.com/2009/10/21/la-presencia-de-las-musas/
Antonio:
ResponderEliminarConcuerdo con tu texto: lo que no se puede hacer en el estado de éxtasis que produce el amor primero, no hay modo de lograrlo.
Un saludo.
Gracias Arturo. Retribuyo tu saludo.
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