PALÍNDROMOS
El escritor dedicó gran parte de su vida a encontrar algún palíndromo que lo transportara hacia la fama.
Como no encontró ninguno que lo dejara satisfecho decidió “atar a la rata”, preparó sus oídos para “oír ese río”, recordó la mansión antigua donde vive su amiga y anotó “Ana mora La Romana”, dedicó un instante de sus pensamientos a sus amigos de oriente y les escribió “Sasor y Sasum oíd, Selene les dio musas y rosas”; imaginó el campo y se dijo “acá va la vaca”; con bronca le chilló a su amigo “Odilo sé sólido” y al ver que este se ponía lloroso le espetó “amigo no gima”; evocó a “Noel, ese león”; con la mente puesta en su abuela alemana afirmó “amo a la Oma” y al final, enojado, “asó a la osa”, gritó “nada Adán” y se sentó a escribir una novela.
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