domingo, 25 de septiembre de 2011

EL DOCTOR MADOKO Y LA SEÑORITA NYBOL








Mientras
aguardo la inspiración
que esta noche me niegan las musas
reviso mi casilla de correo electrónico.

Gracias a Internet,
el doctor Madoko y la señorita Nybol
han logrado dar conmigo.

Pareciera ser
que el doctor Madoko tiene instrucciones
de llamarme hermano y ofrecerme
mucho dinero para beneficencia,
cosa absolutamente imposible;
si lo tuviera, me escondería bien lejos
para evitar mangazos.

La señorita Nybol
que ha embolsado
una suculenta suma heredada de su padre
(lamentablemente asesinado por sus enemigos)
se ha enamorado de mi foto de perfil
y anhela concederme su mano
a cambio de aceptar su amor y su dinero.

También, un banco muy famoso de España,
me anuncia que ha cerrado definitivamente
una cuenta que nunca tuve
y por si fuera poco
me han llegado como cien mensajes
de los abominables repartidores de spam
(ergo, mis amigos)
que solamente reenvían
las paparruchadas que reciben,
cuando yo preferiría, sinceramente,
que escriban unos cuantos renglones
de vez en cuando
para decirme que me extrañan un poco,
que aprecian mi amistad
y que puedo contar con ellos si hiciera falta.

Con semejante panorama
¿Cómo puede esperarse de mí
que esta noche escriba un poema memorable?

 
 

2 comentarios:

  1. La soledad de la hipercomunicatividad virtual...
    Saludos.
    Arturo.

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    1. Y sí... de eso se trata. Gracias por su lectura y sus opiniones. Saludos cordiales.

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