viernes, 22 de abril de 2011

ÚLTIMA CENA EN MALVINAS





 
 
ULTIMA CENA EN MALVINAS (Mt 26, 17)
                  (Para los ex – combatientes de la guerra de Malvinas)


Tiempo de Semana Santa. Tiempos pascuales en este mundo gris y helado, alejados de aquellos a quienes aman y los aman. Los comentarios son terribles. La armada de los ingleses ha desembarcado.
Los doce muchachos, oriundos del noroeste argentino, tiemblan de frío y hambre alrededor de la improvisada y mísera fogata. Tienen mucho miedo; son poca cosa más que adolescentes, apenas conocen como se dispara un arma y carecen de entrenamiento.
Cuando los incorporaron a la milicia ellos sólo iban a “cumplir con la colimba” y ahora se encuentran a miles de kilómetros de sus familias con hambre, frío y sin equipos adecuados.
Cuando llega el suboficial, tan joven como ellos, uno de los chicos repara en que son trece. “Mal augurio... el trece es un número yeta” piensa para sí, aunque no dice nada para evitar asustar a sus compañeros.
Reparten lo mejor que pueden el chocolate, una sopa asquerosa, la última y escasa ración de galleta y fuman, alternándose en las pitadas, los últimos tres cigarrillos.
Entre risas nerviosas y chanzas que tratan de esconder el miedo, distribuyen las guardias y se disponen a dormir. El suboficial da las últimas instrucciones y está a punto de marcharse, pero se queda. Ha decidido pasar la noche al lado de sus hombres.
A las pocas horas son sorprendidos por una avanzada de los gurkas que los eliminan de manera rápida y limpia.
En su agonía, el muchachito que sacara cuentas de que eran trece, piensa que, en la guerra, para encontrar la muerte, a veces no hace falta ningún Judas. Basta con la locura de algunos militares.

                        
De "escrituras no tan sagradas" - Escritos diminutos (2008)


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