El macadam
se derrite;
el cemento calcina
los anhelos de
cada hombre.
La ciudad irredenta
muere hora tras hora
bajo el crisol ardiente
del estío.
The macadam
melts;
burning the cement
the aspirations of
every man.
The city unredeemed
dies every hour
under the fiery crucible
of summer.
The macadam
melts;
burning the cement
the aspirations of
every man.
The city unredeemed
dies every hour
under the fiery crucible
of summer.
(Inédito)
Antonio:
ResponderEliminarEs un poema aplicable a muchos lugares del Norte Argentino, sin dudas.
A ese calor lo conocí en San Fernando del Valle de Catamarca, en 1979. Y tambíen lo sufrí en dos de los vértices del Triángulo de Fuego: Pichanal y Tartagal (solo por casualidad, nunca estuve en Orán).
Tu poema es compleamente válido. Y eso nos consta a quienes conocemos ese lugar.
Un gran abrazo.
Con todo, el santiagueño en general, no cesa en su creatividad, sea literaria, musical o artística. Es un continuum, aún ante las mayores adversidades climáticas. Me gustó el inicio...macadam, me trae recuerdos de un acogedor y bello restaurant de Colonia Caroya que lleva su nombe. Lindo poema, un abrazo.
ResponderEliminarUna postal vernácula pintada con tu sabia pluma Antonio. Felicitaciones!
ResponderEliminar''el cemento calcina
ResponderEliminarlos anhelos de
cada hombre''.
Me ha encantado! Ha sido una delicia leerte. gracias.
Un abrazo