La noche pesada y calurosa;
la poesía que ronda por cada
rincón de nuestra casa,
escondida de todo,
esperando que alguien la descubra.
Apenas una metáfora
de mis noches más insomnes.
Una noticia escueta ha llegado
a mi correo.
He tenido que leer a Colinas,
Gallego, García Montero
y algunos cuantos otros
para descubrir que la poesía
es una elegía que nos insta
al aprendizaje del dolor;
tuve que leer bastante para llegar
a la hora del telediario
y encontrarme con un alfabeto
de cicatrices que por supuesto
no son ninguna carroña.
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