La perpetuidad del insomnio
puede ser dañina para algunos;
aquellos, que desconocen
la fortuna del desvelo
lo sienten como una pesadilla.
Sin embargo,
para los que vivimos la noche,
esas largas horas de vigilia
son el espacio
donde el mayor peligro
es algún fantasma cuya silueta
no termina de formarse
o alguna figura borrosa
que no quiere mostrar
íntegramente un rostro
o alguna nostalgia que, de
solo sentirla,
te vuelve más humano;
La vigilia es esa comarca de
la noche
donde el asombro es magia
que protege, cuida, arrulla
y te prepara
para la verdadera pesadilla
que nacerá, perversa, con cada
madrugada
que anuncia la llegada
de los obscenos ritos
cotidianos.
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